Buenos Muchachos

Buenos Muchachos

Con frecuencia los niños y los jóvenes son los narradores y los protagonistas de una obra literaria, pues generalmente a ellos suelen dirigirse los escritores adultos con obras de “literatura infantil y juvenil”, para compensar así su deuda de incomunicación con los lectores en ciernes; pero niños y jóvenes poco se descubren en muchas de esas historias, situadas casi siempre en lugares y en situaciones extrañas, lejanas de su realidad, irreales o inverosímiles. Aunque esto no es perjudicial, es inocuo como recurso reiterado. En cambio, la infancia, la adolescencia y la juventud se han apoderado de las páginas de Buenos muchachos, para mostrar que estas etapas, concebidas a veces como idílicas, casi siempre se mueven en la frontera de la transgresión, de la violencia, del abuso y del dolor. También el amor, el deseo, la inocencia, los días de la escuela, los sueños y los recuerdos hacen el quite a la existencia. Risas, juegos, belleza, ternura, saltos, gritos, bromas, nostalgias, esperanzas, anhelos y erotismo salpican estas vidas al borde del abismo. Porque en estos cuentos la muerte se asoma, el amor palpita y se esconde, la dignidad sufre la agresión mortal, la ilusión se desmorona, la fe se estremece y la tristeza deja ver su rostro tras una cándida sonrisa. Óscar Castro García 
Ventana herida
Te lo advertimos
Los siete números
Mamá
Desencuentro
Papá
Suerte, Cardona
El secreto ahora es de los tres
La vecina
Disney, mamá
Mi cuerpo es una fiesta
La casa abandonada
Sus terrores
Táparo
Buenos muchachos
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